El chocolate fue conocido por los invasores españoles a principios del siglo XVI, cuando Cristóbal Colón y su tripulación, anclados en la isla de Guanja frente a las costas de Honduras, recibieron como presente de los habitantes de esta isla unas pequeñas nueces de forma ovalada y color marrón que usaban como moneda para adquirir productos, ya que su valor consistía, en que con estas semilla se preparaba el “xocolatl”, de donde deriva el término “chocolate”, bebida de fuerte sabor que produce una gran energía y vitalidad. Hernán Cortés, el conquistador de México, quedó impresionado con el xocolatl, que le brindó el emperador Azteca Moctezuma… Para los aztecas, el chocolate era además un poderoso afrodisíaco, ya que contiene feniletilamina y teobromina, de allí la causa de su adicción, ya que actúa en el cerebro estimulando las emociones. Los antiguos mayas navegaban hasta las costas del lago de Venezuela para obtener las mejores variedades de plantas de cacao o Kajkab (kaj=amargo, kab=jugo), cuya siembra requiere de condiciones climáticas muy especiales… Hoy el mejor cacao del mundo es el cacao criollo conocido como “el príncipe de los cacos”, originario de las estribaciones de los Andes venezolanos. Por décadas fuimos el primer país productor de café y cacao del mundo, ya que poseemos la calidad de tierras y clima que exigen éstos delicados cultivos, que se cotizan a Precio de Oro en el mercado mundial, y representan la mayor cantidad de divisas para Colombia, Brasil y países africanos… Frustrados han sido los intentos en otros países que han intentado sembrar la semilla del cacao venezolano, cuya planta sólo se desarrolla en nuestro clima. La calidad de cacao que producían los cultivos de Maracaibo y del Valle de Caracas, aún hoy no han podido ser igualados. Para el año 1784, la compañía “Guipuzcoana” exportaba más de 65.000 toneladas anuales, ante la impresionante demanda mundial del cacao venezolano..! Hasta el año 1926, sólo el petróleo pudo sustituir los extraordinarios ingresos por exportaciones que significó el café y el cacao para Venezuela, y ante la falta de políticas agrícolas para incentivar la producción (interés preferenciales, prestamos agrícola, silos, fertilizantes, maquinarias, y aranceles proteccionistas), cedimos este mercado a Brasil, Colombia y África.