Entre los Waikas existe una clase religiosa: los “chamanes”. Ellos conservan el saber mitológico que recibieron oralmente de sus antepasados. Este conocimiento lo recitan bajo el efecto alucinógeno de la droga llamada “yopo”, obtenida de los granos molidos de una planta silvestre que crece en el Amazonas, la cual se proyecta por las fosas nasales a través de una caña hueca o vara de bambú.

 

Estos indígenas Waikas, que impunemente asesinaban los contrabandistas de oro brasileños (garimpeiros), y que se encontraban en un total estado de olvido y abandono, ante la indiferencia de pasadas autoridades venezolanas, es lo que nos queda de nuestra sangre india americana… Los Waikas son la herencia de las primeras razas primitivas que evolucionaron hacia lo que hoy se conocen como las razas europeas… Fueron las razas sobrevivientes al holocausto del Diluvio Universal… Constituyeron el aporte determinante para las distintas civilizaciones que poblaron el mundo… y representan las últimas raíces del eslabón genético de auténtica sangre venezolana… Recordemos que el Macizo Guayanés donde habita esta milenaria raza venezolana, es la porción de tierra más antigua del planeta, la cual emergió de la corteza terrestre hace 3.500 millones de años… Mientras en el pasado, el imperio financiero era subsidiado por el Estado venezolano a través de FOGADE con miles de millones de dólares, nuestras 28 etnias indígenas, que son las verdaderas dueñas de toda la riqueza del suelo, no participaban para nada del Presupuesto Nacional.

 

Gracias a la Revolución Bolivariana, hoy los indígenas tienen representantes en la Asamblea Nacional, se les devolvió en propiedad todas las regiones ancestrales, y se incluyó en el presupuesto partidas para el desarrollo indigenista.